Con el túnel de La Quiebra, abierto por el ferrocarril de Antioquia en
1929, el país entró en la era moderna de las construcciones civiles gigantes
como las realizadas en los Estados Unidos a comienzos del siglo XX.
Entrada del Túnel de la Quiebra, la estación de Santiago y sus vías
férreas.
El Túnel tiene 3.742 metros. Para su construcción se removieron 110.532
metros cúbicos de roca, se utilizaron 540.000 libras de dinamita y 7.540
barriles de cemento importado. La obra duró sólo tres años.
El túnel de La Quiebra, superó en proporciones, esfuerzo humano
invertido y movilización de recursos económicos a las obras pioneras de fines
del siglo XIX, como el Puente de Occidente (réplica en madera del puente de
Brooklyn) o el muelle de Puerto Colombia, de dos kilómetros de extensión,
asociados uno y otro al talento de los ingenieros José María Villa y Francisco
Javier Cisneros.
El problema de la región antioqueña era el desembotellamiento de su rica
y pujante economía minera, cafetera e industrial, mediante unas vías de
transporte rápidas y baratas hacia el río Magdalena y el océano Atlántico. Era
necesario crear vías férreas desde Medellín hasta Puerto Berrío. La formidable
barrera natural de La Quiebra había derrotado incluso al prestigioso Cisneros.
Alejandro López Restrepo, ingeniero antioqueño, fue identificado en sus
tiempos como el visionario del túnel de La Quiebra por el aporte que dio con su
tesis de grado para optar el título de Ingeniero Civil: El paso de La Quiebra
en el Ferrocarril de Antioquia. Dicho trabajo de grado mereció los más altos
elogios de su asesor de tesis, el General Pedro Nel Ospina, aunque fue señalada
por otros, como una utopía.
El ingeniero Alejandro López trabajó intensamente durante varios años,
por medio de la prensa y en la Asamblea del Departamento, para conseguir la
expedición de lo que fue finalmente la Ordenanza Nº 4 del 15 de marzo de 1926,
que dispuso la construcción del túnel.
En el marco del más amplio programa de obras públicas emprendido hasta
entonces, con los dineros de la indemnización de Panamá, se contrató la
construcción del túnel con la firma canadiense, con sede en Nueva York,
Frasser, Bracer & Co., a un costo de tres millones de dólares.
De 1926 a 1929, la Frasser trajo y adaptó a Colombia los más modernos
sistemas técnicos y organizativos en construcción de túneles, que comprendían
el manejo y coordinación de docenas de ingenieros y técnicos extranjeros y de
centenas de trabajadores e ingenieros colombianos. Además de esto, realizó la
instalación de una planta hidroeléctrica de mil kilovatios de motores Diesel de
petróleo, así como la utilización de la maquinaria pesada para la remoción de
tierra e incluso locomotoras a petróleo crudo, que causaron admiración por su
novedad. Al igual que el uso de técnicas de sostenimiento y revestimiento del
túnel con arco en concreto y muros laterales de piedra y cemento.
El 7 de agosto de 1929, el túnel de La Quiebra fue
inaugurado oficialmente llegando a ser con sus tres y medio kilómetros de largo
el segundo en América Latina y el séptimo en el mundo, confirmando desde
entonces el gusto por las obras gigantes entre los regionales de Antioquia
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